Sí, hubo 45 minutos de huevos, pero eso es solo consuelo. Unión Española fue un espanto en Ecuador y sobre todo en el primer tiempo, ya que pese a mejorar mucho en la segunda etapa, la diferencia, en fue irremontable.
Y es que Independiente del Valle partió como tromba y los de Pellicer totalmente dormidos. Desordenados. Sin actitud, sin reacción, sin sangre.
Tan malo fue todo que los primeros 45 minutos terminaron 4-0 y pudieron ser más sin problema. Y es que Unión hasta regaló los goles con sus errores, en un inicio copero realmente increíble.
En el segundo tiempo, por suerte y para bien de Pellicer, sus cambios hicieron efecto y la actitud de los chilenos fue otra.
El equipo metió amor propio, empezó a correr y con rebeldía logró descontar. Para mal, y quizás mostrando lo que es ser un equipo cuyo proyecto ES SERIO, Independiente del Valle marcó de vuelta de inmediato.
De regreso a la nada, pensamos todos, pero Unión volvió a la carga como ese niño que juega con los mayores en el patio del colegio y que pese a estar rasmillado y herido, se sigue levantando.
Y eso es lo mejor que pudo hacer. El orgullo mostrado y el segundo gol anotado al menos dejan la duda de saber cuál es realmente la Unión Española de Pellicer; la horrible del primer tiempo o la ganosa del segundo, que pese a caer, no dejó de meter.
Y es que eso también sube los ánimos del grupo, de un equipo que mordió la humillación y que al menos pudo salir de la cancha con la frente en alto, pensando en que todavía tiene todo un torneo nacional por delante.
Y es que eso pide el hincha: HUEVOS. Porque ya todos sabemos que se puede ganar, empatar y perder, pero cuando ocurre esto último, que sea compitiendo y no mirando al equipo rival hacer un parque de diversiones en tu área.
El 6-2 de los descuentos solo fue el fin de una noche para el olvido, pero donde al menos, pese a la goleada, hubo 45 minutos de huevo. Lo mínimo que se puede pedir en un intento por ver la mitad llena.
¿Qué te pareció el juego?