No funcionó Colo-Colo, nunca se encontró en la cancha el equipo de Gualberto y se perdió por 2-0. De hecho, fue tan malo todo, que el resultado se acepta con cierto alivio, porque sí, pudieron ser más.
Si algo había recuperado el Cacique ante Peñarol fue justamente la sensación de la mística copera, un estado mental que solo la Libertadores hace salir aflote y que sin duda premia a quien lo tiene interiorizado. Lamentablemente, esa sensación en el albo se va tan rápido como llega.
Y no todo está perdido, la clasificación está ahí, pero si nos concentramos en el duelo ante Atlético Paranaense, la verdad es que no hubo nada para rescatar.
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Faltó hasta viveza
Colo-Colo fue un equipo verde, un equipo de niños que a los cinco minutos ya tenían un gol totalmente ridículo en contra. El segundo, no fue mucho más alentador, un rebote de Cortés parecía que podía ser alcanzado por la defensa chilena, pero otro autogol, otro error, otra demostración de descolocación total, selló el partido.
Decía Barticciotto en la transmisión que Paranaense no le había pasado por arriba al Cacique. Dale, Barti, te la doy porque eres hincha, pero no hubo ninguna posibilidad -siquiera- de descontar. Además, si no hubo más goles locales fue porque los brasileños sacaron el pie del acelerador.
Y es que ni amor propio hubo. En una jugada, a Leo Valencia le intentaron meter un cañito totalmente sobrado, el Bambino Pons se refirió a eso, pero Parraguez, quien venía a ayudar en la jugada, no hizo nada, cuando todo indicaba que tenía que ir a reventar la pelota con su vida, ojalá, en el cuerpo del brasileño.
Podrán concordar o no, pero esto es fútbol y Colo-Colo dejó pasar las posibilidades hasta de ser mañoso, renunció a incomodar y eso no se hace nunca. Lo que vimos fue un partido realmente sin sangre.
A blanquear los problemas
Sobre Cortés ya no quiero decir nada. Condiciones tiene, pero al seguirlo partido a partido la conclusión es solo una: ser titular en el arco albo es un premio que no merece. Misma cosa con Parraguez, quien no tiene el nivel para ser opción antes que Blandi y es sobre el argentino sobre quien también hay dudas.
Algo tiene que blanquear Gualberto Jara. Hace 10 días dijo que Blandi no estaba a punto, físicamente hablando, pero según averiguamos, el argentino se siente perfecto y está listo para jugar hoy, mañana y pasado.
¿Qué pasa ahí? ¿Por qué un jugador que tiene nivel para ser titular en Argentina y que ya ganó una Libertadores no es opción?
Sobre el funcionamiento del equipo… ¿qué decir? No hay idea de juego alguna y todo parece quedar a inspiración personal. En cierto modo, se agradece el haber probado con un cambio de formación en el entretiempo, ya que eso invitó a pensar que se quería descontar, pero en la visión general, la única verdad es que Gualberto no da el ancho.
¿Matías Fernández? Es triste, pero hoy en día, de futbolista profesional solo le quedan los zapatos.
Como dije al comienzo, hoy no hubo nada para rescatar.
¿Qué opinas?