Chile perdió por primera vez en Venezuela y Rueda sumó una derrota que duele. Hoy en día, decirle algo al colombiano es todo un reto, pero la verdad es que Chile jugó con timidez, sin bravura, ante un equipo al que siempre hay pasarle por encima.
Esto, sin duda, puede ofender a un venezolano y más de algún chileno me hará el alcance de que “hace años que Venezuela dejó de ser La Cenicienta y bla bla”. Ante eso, reconozco el avance de la selección Vinotinto, pero también es cierto que todo equipo que aspira a ir a un Mundial, en este lado del mundo, siempre cuenta 6 puntos cuando se trata de ellos.
Tampoco hay que tapar el sol con un dedo; La Roja no convence en funcionamiento, pero en ciertos momentos, cuando el grupo mete quinta a fondo, aparecen triangulaciones y desmarques que recuerdan nuestros mejores tiempos. Asfixiar al rival con la pelota –porque sin el balón ya no lo hacemos– todavía resulta, pero por alguna razón, solo lo hacemos de vez en cuando, el resto son pases intrascendentes.
Entonces, ¿qué se le castiga a este Chile? Su timidez, su falta de ambición, el no poder demostrar en la cancha que le quiere pasar por encima a quien se le ponga por delante y, siendo majadero, más aún cuando el rival es Venezuela.
Sin ánimo de ofender, no puedo dejar de recordarles que en estas Eliminatorias Venezuela es –casi– el rival más débil. Meterle un 6-0 de esos que se metían hace 20 años parece improbable, pero vamos, los tres puntos hay que sacarlos sí o sí, ya que después del resto nadie se acuerda. Eso hace un equipo con jerarquía, eso hizo Brasil hace cuatro días.
MALOS NÚMEROS
Al término de las cuatro primeras fechas, Rueda suma 4 puntos de 12 y el principal pilar que lo sostiene en el cargo es que no hay un candidato mejor que él para reemplazarlo ni tampoco una dirigencia a la altura de hacer por Chile lo que realmente se necesita hacer.
Pese a ese panorama, que parece oscuro, hay que matizar, ya que por pergaminos y algunos destellos, Rueda parece capaz de encontrar la llave, pero en tres años de pruebas, aún no logra cruzar esa línea y demostrar –por ejemplo– un estilo de funcionamiento claro, una buena mano para meter cambios o una defensa que NO REGALE goles, un detalle que siempre es grave, pero más todavía cuando en ofensiva no nos sobra nada.
En fin, con los resultados sobre la mesa, y pese a tener muchos defensores, creo que la continuidad de Rueda debe ser, al menos, revisada por la tibia ANFP que encabeza Pablo Milad.
¿Debe seguir Rueda? ¿Tiene la dirigencia de la ANFP el peso necesario para traer otro buen DT? ¿Es este el momento de cambiar, si es que hay que hacerlo?